Aula Universaletras

Ofrecemos una serie de lecturas con sus actividades que fueron dictadas en algunas escuelas de la Zona Sur de CABA.

Tercera lecturas: los relatos de ojancos

        Con el paso del tiempo, el personaje cíclope fue protagonista de otras historias. Es decir, algunas retoman el personaje de la mitología, simplifican el relato y lo adaptan a su propia cultura y leyendas. Este es el caso de los relatos de ojancos.
        El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) recoge este término como un adjetivo aumentativo y despectivo, como sinónimo de cíclope. El ser mítico de un solo ojo se relaciona con los ogros o gigantes que aparecen en cuentos castellanos como “El ojanco” y otros parecidos. A estos cíclopes castellanos, también conocidos como “ojarancos”, “ujancos” u “ojaranquillos”, se los representa como una especie de seres simiescos de barbas tan ásperas como cerdas de jabalí que le llegan a las rodillas. Estas le tapan el cuerpo, pues suelen ir desnudos. Su peculiaridad es tener dos filas de dientes y un único ojo brillante que le ocupa casi toda la zona frontal. Además, en algunos relatos populares se les atribuyen dos cuernos. Son ágiles como las águilas y con una extremada fuerza. Habitan en montañas, cuevas, posadas o castillos. Suelen disponer de rebaños (como Polifemo en La Odisea) y, a veces, de un ejército y servidores coaccionados. También son conocidos por su gran gusto por la carne humana. Esta leyenda de “El ojanco” está emparentada con sus “primos”, el Xigante gallego y el Patarico asturiano, junto a su “hermano” cántabro el Ojáncanu.

El ojanco

      Una vez iban dos frailecitos por un camino adelante y se les hizo de noche. Y se perdieron. Entonces vieron una luz muy abajo y se encaminaron hacia allí. Llegaron y llamaron. Y les salió a abrir el Ojanco, que era un gigante al que le llamaban así porque sólo tenía un ojo y lo tenía en medio de la frente.

       — ¿Quién?
       — ¿Dan posada a unos pobres frailecitos que vienen heladitos y han perdido el camino? Y dijo el Ojanco:
       —Éntrese.
       — ¡Ay, Dios mío! ¿Dónde habremos ido a caer?

      Y entraron en una casa que no tenía más piezas que una cocina y una cuadra, donde guardaba el Ojanco los carneros que tenía.

       — ¡Siéntense!
       — ¡Ay! – Exclamaron ellos, tiritando de miedo y de frío.
       — ¡Caliéntense!

      Se los decía tan mal que los frailecitos estaban a punto de morirse de miedo. Se pusieron muy juntitos orilla de la lumbre y, al rato, les preguntó:

       — ¿Se han calentado ya?

         Casi sin atreverse, le contestaron:

       —Sí, señor, ya nos hemos calentado.
       —Pues, ¿a cuál me voy a comer primero, al blanco o al negro?

      Los frailes ya no sabían qué hacer; el Ojanco había cerrado la puerta y no podían irse. Como ninguno decía nada, se levantó el Ojanco, mató al blanco, lo asó y se lo comió. Cuando ya estuvo harto de fraile, tiró los despojos y se echó a dormir. El otro se dijo: “Pues algo tendré que hacer.”
     Despacito, muy despacito, entró en la cuadra, buscó el mejor carnero que tenía el Ojanco y lo mató. Después lo asó y se lo comió. Cuando ya estuvo harto, calentó bien, bien, el asador y se lo metió al Ojanco por el ojo. ¡Menudos berridos pegaba! Empezó a tirar manotazos a diestra y siniestra tratando de cazarlo, pero ya, agotado, tuvo que desistir.
        El Ojanco se echó a dormir de nuevo en la cocina mientras el frailecito se metió en la cuadra y se puso la piel del carnero, bien puestecita, y la esquila.
       Cuando ya llegó la mañana, se levantó el Ojanco y, a tientas, fue a la cuadra. Y como todas las mañanas, llamó a su mejor carnero:

       — ¡Macho blanco! -Tendiéndole un trozo de pan.

       Se adelantó el frailecito con mucho cuidado, cogió el pan y se lo comió.

      —Hala, mis carneritos, salid a comer. -Se puso a la puerta y, conforme iban saliendo, les iba tanteando la lana y los iba contando. —Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve y ¡veinte! Todos están.

      Todos los carneros habían salido y el frailecito con ellos. Y encontró fuera unas tapias muy altas. Como pudo, trepó y, cuando ya estuvo encima, se quitó la piel y la esquila y empezó a dar voces.

       — ¡Ojanco! ¡Ojanco! ¡Toma la piel y la esquila de tu carnerito blanco, que yo me voy a mi convento!

       Y el Ojanco le decía:

      — ¡Ah, pícaro ladrón, si te cojo, la mayor tajada ha de ser una oreja! Pero no lo pudo coger. Y el frailecito, muy contento, se volvió a su convento.

        Y el cuento acabado, por las bocas, abiertas se ha escapado.

      La intertextualidad

    Es la relación que un texto mantiene con otros, ya sean contemporáneos o anteriores. Este conjunto de textos con los que se vincula explícita o implícitamente constituye un tipo especial de contexto, que influye tanto en la producción como en la comprensión del discurso.

     Como ejemplos de esta dependencia mutua entre enunciados podemos mencionar la cita de autoridad, el diálogo interior, la parodia o la ironía, que suponen que en el discurso aparezca una voz distinta de la del emisor.

Actividades

36. Leé la tercera lectura “El ojanco”.
37. Respondé: ¿Qué significa “ojanco” y qué relación guarda este personaje con los cíclopes

38. Realizar una comparación entre el cuento “El ojanco” , y el relato de Polifemo usando el siguiente esquema:

Episodio 1 “Rumbo a la isla de los Cíclopes”
Caracterización de los cíclopes como pueblo
Descripción de la isla.
Llegada de la noche

Episodio 2 “En la isla de los cíclopes”
Odiseo parte a la isla de los cíclopes.
Llegada y descubrimiento de la gruta.
Ingreso a la gruta.
Descripción de la gruta.
Aparición de Polifemo.
Primer acto de canibalismo.
Segundo acto de canibalismo.
Odiseo piensa en el modo de escape.
Engaño del nombre del huésped.
Odiseo y sus compañeros ciegan al cíclope.
Los otros cíclopes no ayudan a Polifemo.
Odiseo escapa oculto en el rebaño.
Huida de Odiseo en la nave.
Insultos de Polifemo.

Deberás limitarte a utilizar los datos que aparecen escritos en los textos. Como guía, te ofrecemos la siguiente explicación con ejemplos:

        ¿CÓMO REDACTAMOS UN ANÁLISIS COMPARATIVO?

        Un análisis comparativo implica que se van a expresar los elementos que tienen en común o los que diferencian dos objetos o ítems. El propósito de este ejercicio es prestar atención a los detalles de los relatos, así como en el juego de las diferencias, es necesario observar con detalle todo el dibujo para encontrarlas.

       Comencemos entonces por analizar un dibujo, tomando en cuenta que el primer elemento (dibujo de izquierda) es la el primer elemento de comparación, los ítems diferentes son la base de la comparación y el dibujo de la derecha es el segundo elemento de la comparación:

        Comencemos por poner nuestra atención en las flores del margen izquierdo del primer dibujo: hay cuatro flores, pero al mirar el dibujo de la derecha, en ese mismo, espacio falta una de las flores, de modo que solo son tres. Si observamos el árbol en el segundo dibujo, se distingue del primero porque hay una rama saliente de donde se cuelga la niña, así como una parte del follaje de color rosa, en el margen izquierdo de la ilustración. Otro detalle que diferencia a las imágenes es la rama que se ve arriba del sol en el recuadro de la izquierda: no está en el dibujo de la derecha. Al observar las nubes del paisaje, podemos advertir que, a diferencia del primer dibujo, la nube situada en el margen derecho de la ilustración tiene uno de sus extremos redondeado, si bien en el dibujo de la izquierda termina en punta. 

        Al poner nuestra atención en el niño que lee un libro, advertiremos que en la viñeta de la derecha, el color de las mangas de su remera es azul, mientras que en la viñeta de la derecha el color es naranja. También hay una diferencia en el otro niño que está recostado sobre el tronco del árbol: en la viñeta de la izquierda está dormido, pero en la viñeta derecha está despierto. 

        Nótese que la descripción de las diferencias entre ilustraciones, dibujos o viñetas se ha realizado mediante una exploración en espiral de la imagen. La manera en que observes los objetos, también determinará como será la descripción. 

        EXPRESIONES QUE SE USAN PARA COMPARAR:

    Verbos comparativos: parecerse en que, parecerse a, asemejarse, ser similar, parecer, igualarse, relacionarse con, ser igual que, ser distinto, ser diferente, distinguirse de, diferenciarse de, diferir de, caracterizarse por, oponerse a, contrastar con.

   Conectores contrastivos: (para mostrar una diferencia respecto de algo ya dicho en el discurso anteriormente o comparar ideas). No obstante (lo dicho), sin embargo, en oposición a, con todo, aun, aunque, aun cuando, contrariamente a, pero, si bien, en contraste con, empero, a pesar de, pese a (lo expuesto), en cambio, inversamente, al contrario.

      Conectores modales: para mostrar la manera en que las ideas se relacionan. Como, de modo similar, de manera similar, del mismo modo, de la misma manera, de igual modo, de igual manera, de diferente modo, de esta manera, inversamente.

    Al considerar un texto literario, hay más detalles que considerar. Pero, esta vez, nos limitaremos al contenido del texto escrito. Por ejemplo, dados dos fragmentos de textos distintos con contenido similar: 

      “Despacito, muy despacito, entró en la cuadra, buscó el mejor carnero que tenía el Ojanco y lo mató. Después lo asó y se lo comió. Cuando ya estuvo harto, calentó bien, bien, el asador y se lo metió al Ojanco por el ojo. ¡Menudos berridos pegaba! Empezó a tirar manotazos a diestra y siniestra tratando de cazarlo, pero ya, agotado, tuvo que desistir.” (El ojanco)

y

      “En ese momento me acerqué a las brasas espesas y metí allí el tronco que había ocultado antes. Esperé a que tomara calor mientras animaba de palabra a los míos no fuese que el miedo los paralizara. Y ya, a punto de arder, aunque verde, la estaca de olivo encendida con un brillo terrible. Entre todos, levantamos la estaca oliveña y, aguzada en su punta, la hincamos con fuerza en el ojo. Apoyado yo arriba, la forzaba a girar cual taladro que en manos de un hombre va horadando una viga de nave. Borbotaba caliente la sangre y, alrededor, el ascua abrazada la ceja y el parpado. El fondo del ojo chirriaba en el fuego. El Gigante echó un alarido feroz, resonó brutalmente la caverna y de terror nos echamos atrás. Él, agarrando la estaca se la arrancó de su ojo manchado de sangre abundante y con gesto de loco la arrojó lejos de sí con sus manos. Daba voces llamando a los otros cíclopes que por la zona poblaban las otras cuevas. Oyendo sus clamores, llegaban de todos lados, preguntando qué males lo afligían.” (Polifemo)

       En ambos textos se relata el momento en que la víctima se convierte en victimario. En el primero, el fraile es quien derrota al ojanco, mientras que en el segundo, es Ulises quien lastima a su oponente. Los dos oponentes son lastimados de la misma manera, mediante una herida en el único ojo con un elemento caliente. Si bien en el primero se trata de un asador, en el segundo relato se trata de una estaca oliveña. En el fragmento de “El ojanco” no hay descripción detallada del momento y de las acciones que se realizan para herir al oponente, sin embargo en el segundo fragmento extraído de “Polifemo”, sí hay descripciones más detalladas. Esto hace más extenso el relato del momento. Los oponentes se comportan de manera similar en ambos relatos, pues tanto el Ojanco como Polifemo gritan por causa de la herida. Finalmente, la conclusión de los fragmentos se diferencia en que el Ojanco pega manotazos para atrapar a su victimario, pero Polifemo, grita para pedir ayuda a sus vecinos Cíclopes. 

        Y tenemos nuestra comparación escrita de dos fragmentos de texto literario.  

 

Actividades

39. Realizá una comparación entre dos de los tres cíclopes que aparecieron en los relatos leídos hasta el momento. Será necesario que pongas atención tanto en el aspecto físico como en sus actitudes. Recordá que los aparecidos hasta ahora son Coto, Briareo, Giges, Polifemo y el ojanco. Utilizá algunas de las expresiones comparativas ya estudiadas. 

40. Redactá un relato breve de, al menos, 22 líneas de extensión en que dos cíclopes de los diferentes textos ya leídos se encuentren y se cuenten mutuamente sus aventuras. No necesariamente hay que mencionar el momento en que son heridos en el ojo. 

41. Redactá un cuento breve de, al menos, 22 líneas de extensión que explore un final alternativo para los relatos de estos cíclopes que perdieron su ojo.

     ¿CÓMO Y CUÁNDO USAMOS LA COMA?

     La coma es un signo gráfico que representa la pausa en el discurso. Cuando leemos y vemos una coma (,) debemos hacer una pausa, tomar aire y continuar con la lectura.
      Cuando redactamos, debemos tener en cuenta algunos sitios específicos donde la coma debe estar:

1. Para separar los elementos de una enumeración:

                                          Gea dio a luz a Ceo, a Hiperión, a Jápeto y a la amble Tetis.


2. Para separar las interjecciones del resto de la oración:

                                                                                          ¡Ay, Dios mío!


3. Para separar los ordenadores discursivos del resto de la oración:

                                                                                  En primer lugar, Existió el Caos.
                                                                 De la noche, a su vez, nacieron el Éter y el Día.
 

                                                  Pero, cuando estaba a punto de dar a luz, suplicó a su padre (…)

4. Cuando escribimos la aposición o epítetos épicos:

                                                                         Zeus, padre de los dioses y los hombres.


5. Para separar el vocativo, la palabra con que nos referimos a otra persona al llamarlo, del resto del discurso:

                                                                                ¿Quiénes son ustedes, forasteros?


6. Cuando expresamos una causa o una consecuencia:

                                                         Dime tu nombre, pues quiero hacerte un regalo de huésped.


7. Para separar las afirmaciones y las negaciones del resto del discurso:

                                                                                   Sí, señor, ya nos hemos calentado.

A veces, estos usos se combinan, de acuerdo a la necesidad del discurso. Se combinan entre sí y con otros signos:

                                                                                          ¿Qué pasa, ¡oh, capitán!?
                                               Aquí un vocativo y una interjección formando una exclamación.


       ¿QUÉ SON LAS INTERJECCIONES?

      Del lat. interiectio, -ōnis. Es una clase de palabras invariables, con cuyos elementos se forman enunciados exclamativos, que manifiestan impresiones, verbalizan sentimientos o realizan actos de habla apelativos.

       Por ejemplo:
                                                                                        Ah, eh, hey, oh, uh, huy, uf.

       La mayoría de las interjecciones clásicas llevan una h (hache) en su escritura.

     Por otra parte, se conocen con el  nombre de “interjección impropia” a la clase de interjecciones que se crean a partir de formas nominales, adjetivales, verbales o adverbiales.

        Por ejemplo:
                                                                            ¡socorro!, ¡bravo!, ¡vaya!, ¡adelante!

Actividades

42. Resolvé el siguiente juego referido al tema de “Usos de las comas”.

43. Poné las comas correctamente en el siguiente texto relacionado con la mitología asturiana y los seres de un solo ojo:

           En la mitología asturiana el pataricu o patarico es uno de sus personajes menos conocidos y es un tipo de humanoide gigantesco con un solo ojo en la frente similares a los cíclopes. En esta mitología los pataricos se muestran de un tamaño inhumanamente grandes y altos con una cabeza desproporcionadamente grande un solo ojo en mitad de la frente pelo abundante piel de color inusual un apetito voraz y un cuerpo fuerte. Viven en los acantilados cerca del mar y se alimentan de pescados mariscos y moluscos aunque se cree que lo que más les gusta son los náufragos crudos ya que no saben nada del fuego. Una vez detectados no tienen posibilidad de escapar debido al gran olfato que tienen estos seres mitológicos. Algunos aseguran que al igual que sus parientes los xigantes gallegos guardan grandes tesoros de épocas pasadas. Estos seres parecen tener actualmente su hábitat en la costa mas occidental de Asturias pero pudiera ser que antiguamente se extendiesen por otros pueblos costeros como lo atestiguan los cuentos infantiles que hacen referencia a gigantes de un solo ojo.

44. Revisá la puntuación de tus escritos de las actividades 39, 40 y 41. Asegurate de que las comas que estudiamos en este capítulo aparezcan correctamente ubicadas.