Inquietud Literaria

Una oportunidad para expandir la experiencia creativa

Habilidades creativas

Introducción

     El arte de la creación, la habilidad creadora, la imaginación, la inteligencia creativa, la generación de una hipótesis, el planteamiento de su realización, el proceso, el producto (concluso o inconcluso) son habilidades propias del ser humano, un ser humano que quiere comunicarse y comunicar su esencia, su pensamiento, de maneras increíblemente simples y clara o increíblemente complejas y atrapantes.
     Comunica, argumenta, convence, seduce, enamora, rechaza: todas son formas de comunicar algo.
    En este espacio te ofrecemos una gramática de creación comunicativa. Te invitamos a dejar libre el milagro de la asociación de ideas, para crear un texto artístico que te permita comunicarte practicando tus habilidades naturales y desarrollando habilidades nuevas. Animate a explorar, crear y comunicar.

La piedra que cae en la laguna

     La asociación de ideas se ha comparado muchas veces con una piedra que cae en una laguna. Esa piedra, con su caída provoca ondas que se expanden sobre la superficie y también en la profundidad. Ese movimiento armónico pone en movimiento otros elementos de la laguna y esos elementos que se mueven, pueden poner en acción otros.

     La asociación de ideas funciona de la misma manera. Una idea puede… una sola palabra puede poner en movimiento otras ideas que estaban quietas en algún lugar del pensamiento.

     Pensemos en la palabra Lluvia, ¿qué clase de ideas puede disparar lluvia? podría disparar otros conceptos relacionados con ella desde el punto de su formación, es decir, que tengan la misma raíz:

lluviano
lluvioso
llovedera
llovizna
lloviznar

     Pero también podría desplegar un montón de palabras relacionadas con la situación real de la lluvia:

tormenta
viento
frío
paraguas
botas
impermeable

y, sin duda, si nos focalizamos en cada una de esas palabras, podremos desarrollar ramificaciones.

     También podemos pensar en palabras que riman sus finales: tomemos por ejemplo la palabra frío y otras que rimen con ella:

estío
navío
baldío
judío
bravío
mío

    La posibilidad de crear un texto alrededor de estas palabras es infinita, tanto como creadores piensen, desplieguen su poder de asociación de ideas.

      Podemos encontrar diferentes métodos de asociación. Digamos que hay una palabra fundamental a la que las otras deben unirse. La consigna, asociar palabras relacionadas con una casa a la palabra MUSICAL y crear un relato donde cada parte de una casa de ladrillo sea capaz de generar música al tocarla o rozarla.

M – Muro
U – Suelo
S – Silla
I – Iluminación
C – Casa
A – Alcoba
L – Ladrillos

El binomio fantástico

     Se conoce con el nombre de “Binomio fantástico” a la asociación entre dos elementos que generalmente no se pensarían juntos o conectados. Uno de los cuentos más llamativos es “La luz es como el agua”. Uno jamás pensaría que tienen elementos en común, sin embargo algunas de sus características le permitieron a Gabriel García Márquez crear este cuento. Leamos:

     En Navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos
     -De acuerdo -dijo el papá, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena.
     Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.
     -No -dijeron a coro-. Nos hace falta ahora y aquí.
     -Para empezar -dijo la madre-, aquí no hay más aguas navegables que la que sale de la ducha.
     Tanto ella como el esposo tenían razón. En la casa de Cartagena de Indias había un patio con
un muelle sobre la bahía, y un refugio para dos yates grandes. En cambio aquí en Madrid vivían apretados en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. Pero al final ni él ni ella pudieron negarse, porque les habían prometido un bote de remos con su sextante y su brújula si se ganaban el laurel del tercer año de primaria, y se lo habían ganado. Así que el papá compró todo sin decirle nada a su esposa, que era la más reacia a pagar deudas de juego. Era un precioso bote de aluminio con un hilo dorado en la línea de flotación.
     -El bote está en el garaje -reveló el papá en el almuerzo-. El problema es que no hay cómo
subirlo ni por el ascensor ni por la escalera, y en el garaje no hay más espacio disponible.
     Sin embargo, la tarde del sábado siguiente los niños invitaron a sus condiscípulos para subir el bote por las escaleras, y lograron llevarlo hasta el cuarto de servicio.
     -Felicitaciones -les dijo el papá ¿ahora qué?
     -Ahora nada -dijeron los niños-. Lo único que queríamos era tener el bote en el cuarto, y ya
está.
     La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al cine. Los niños,
dueños y señores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida
de una lámpara de la sala. Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la
bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llegó a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa.
     Esta aventura fabulosa fue el resultado de una ligereza mía cuando participaba en un
seminario sobre la poesía de los utensilios domésticos. Totó me preguntó cómo era que la luz
se encendía con sólo apretar un botón, y yo no tuve el valor de pensarlo dos veces.
     -La luz es como el agua -le contesté: uno abre el grifo, y sale.
     De modo que siguieron navegando los miércoles en la noche, aprendiendo el manejo del
sextante y la brújula, hasta que los padres regresaban del cine y los encontraban dormidos
como ángeles de tierra firme. Meses después, ansiosos de ir más lejos, pidieron un equipo de
pesca submarina. Con todo: máscaras, aletas, tanques y escopetas de aire comprimido.
     -Está mal que tengan en el cuarto de servicio un bote de remos que no les sirve para nada -dijo
el padre-. Pero está peor que quieran tener además equipos de buceo.
     -¿Y si nos ganamos la gardenia de oro del primer semestre? -dijo Joel.
     -No -dijo la madre, asustada-. Ya no más.
     El padre le reprochó su intransigencia.
     -Es que estos niños no se ganan ni un clavo por cumplir con su deber -dijo ella-, pero por un
capricho son capaces de ganarse hasta la silla del maestro.
     Los padres no dijeron al fin ni que sí ni que no. Pero Totó y Joel, que habían sido los últimos en
los dos años anteriores, se ganaron en julio las dos gardenias de oro y el reconocimiento
público del rector. Esa misma tarde, sin que hubieran vuelto a pedirlos, encontraron en el
dormitorio los equipos de buzos en su empaque original. De modo que el miércoles siguiente,
mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el apartamento hasta la altura de
dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas, y
rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.
      En la premiación final los hermanos fueron aclamados como ejemplo para la escuela, y les
dieron diplomas de excelencia. Esta vez no tuvieron que pedir nada, porque los padres les
preguntaron qué querían. Ellos fueron tan razonables, que sólo quisieron una fiesta en casa
para agasajar a los compañeros de curso.
     El papá, a solas con su mujer, estaba radiante.
     -Es una prueba de madurez -dijo.
     -Dios te oiga -dijo la madre.
     El miércoles siguiente, mientras los padres veían La Batalla de Argel , la gente que pasó por la
Castellana vio una cascada de luz que caía de un viejo edificio escondido entre los árboles.
Salía por los balcones, se derramaba a raudales por la fachada, y se encauzó por la gran
avenida en un torrente dorado que iluminó la ciudad hasta el Guadarrama.
     Llamados de urgencia, los bomberos forzaron la puerta del quinto piso, y encontraron la casa
rebosada de luz hasta el techo. El sofá y los sillones forrados en piel de leopardo flotaban en la
sala a distintos niveles, entre las botellas del bar y el piano de cola y su mantón de Manila que
aleteaba a media agua como una mantarraya de oro. Los utensilios domésticos, en la plenitud
de su poesía, volaban con sus propias alas por el cielo de la cocina. Los instrumentos de la
banda de guerra, que los niños usaban para bailar, flotaban al garete entre los peces de
colores liberados de la pecera de mamá, que eran los únicos que flotaban vivos y felices en la
vasta ciénaga iluminada. En el cuarto de baño flotaban los cepillos de dientes de todos, los
preservativos de papá, los pomos de cremas y la dentadura de repuesto de mamá, y el
televisor de la alcoba principal flotaba de costado, todavía encendido en el último episodio de
la película de media noche prohibida para niños.
     Al final del corredor, flotando entre dos aguas, Totó estaba sentado en la popa del bote,
aferrado a los remos y con la máscara puesta, buscando el faro del puerto hasta donde le
alcanzó el aire de los tanques, y Joel flotaba en la proa buscando todavía la altura de la estrella
polar con el sextante, y flotaban por toda la casa sus treinta y siete compañeros de clase,
eternizados en el instante de hacer pipí en la maceta de geranios, de cantar el himno de la
escuela con la letra cambiada por versos de burla contra el rector, de beberse a escondidas un vaso de brandy de la botella de papá. Pues habían abierto tantas luces al mismo tiempo que la casa se había rebosado, y todo el cuarto año elemental de la escuela de San Julián el
Hospitalario se había ahogado en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. En
Madrid de España, una ciudad remota de veranos ardientes y vientos helados, sin mar ni río, y
cuyos aborígenes de tierra firme nunca fueron maestros en la ciencia de navegar en la luz.

     Pensemos un poco en las características que permitieron crear este cuento:

     La luz: tiene moléculas sueltas, los fotones en estado libre iluminan el ambiente en una especie de caos como la iluminación que La Tierra recibe de su Sol. También puede canalizarse en un proyector por ejemplo o en un puntero láser.

     El agua: cuando está en estado libre puede fluir desordenadamente en una cascada o en geisers y vapor. Perto también puede ser dirigida en canales, mangueras y elementos de corte hídrico.

     Helo aquí el elemento que permitió la creación de un cuento hermoso. Las mismas características de dos elementos que parecerían incompatibles.

     La consigna: pensar en dos elementos que sean aparentemente incompatibles y opuestos y encontrar los rasgos que tienen en común. A partir de allí crear un cuento.

¿Qué pasaría si…?

     En este apartado nos dedicaremos a la generación de hipótesis y el desarrollo de una historia sobre esa hipótesis. Es como lanzar una red al agua y tarde o temprano atrapar algo. El relato La metamorfosis de Franz Kafka es un excelente ejemplo de esto. detrás de tan admirable historia se halla la pregunta ¿Qué cosas le pasarían a un hombre si, de pronto, una mañana, se despertara convertido en un insecto?

     Pero, esta habilidad no es exclusiva de Franz Kafka, de pronto, en momentos de meditación o en esos momentos de distracción en los que nuestra mente pasea por nuestra imaginación, siempre aparece la hipótesis: ¿Y si yo fuera…?, ¿y si tal cosa fuera así en vez de así?, y ¿si yo tuviera…? etcétera.
Es decir, el insumo está en nuestra cotidianeidad.

     Pensemos: ¿Qué pasaría si La Tierra dejara de girar? Tenemos al menos dos posibilidades. La primera, pensar en los elementos naturales que la ciencia anticiparía. La segunda, olvidarlos e imaginar otras cosas.

      ¿Alguien recuerda qué pasó con la luna cuando por causa de unas explosiones atómicas en cadena fue separada de la órbita de La Tierra?

      Se pueden bocetar las reacciones de diferentes personas ante esa nueva realidad, clases de incidentes que se sucederían en esa nueva situación, qué tipos de discusiones surgirían, se puede escoger diferentes personajes y narrar los sucesos personales de cada uno en ese nuevo contexto.
      Por más locas que parezcan, estas historias no carecerían de sentido, serían impulsadas por la fantasía.

Morfología alocada

     Una de las prácticas infantiles más populares es la deformación de las palabras. Mientras aprenden el lenguaje tienden a la regularización, usan esa regularización “cómoda” hasta que aprenden la orregularidad como algo marcado dentro de la lengua:

Yo sabí* por yo supe
yo sabo* por yo sé
Yo quero* por yo quiero

      Por estos días se puso de moda un elemento formador, el prefijo in- con sentido de negación:

Siempre diosa, nunca indiosa
Siempre bella, nunca imbella
Siempre listo nunca inlisto
Siempre prevenido nunca… imprevenido (desprevenido)

      Un ejercicio: ¿Qué palabras podríamos crear con el prefijo des- que en realidad no lo llevan de ordinario?


a-
b-
c-
d-
e-

     ¿Podría un descañón deshacer la guerra?

Errores creativos

     Muchas veces, pensar a propósito en nombres o situaciones puede llenar de tensión cuando tardamos en encontrar algo que nos satisfaga. Pero, como el pan dulce y el turrón o el revuelto gramajo, los errores suelen traer a la mente creatividad. Cuando el error es divertido nos desbloquea.
     A menudo, me he equivocado tipeando mis trabajos y he visto palabras unidas, letras en lugares inusuales que crean, para mí, nombres de personajes que, de ordinario, me resulta insuficiente.

     En este mismo texto, mientras lo redactaba escribí “Pesnar” en vez de “pensar”. Antes de corregir el error anoté: puede ser el apellido de un personaje que sea un pensador genial, o de un detective al estilo Hércules Poirot. Él resuelve los crímenes imposibles.

Braian Pesnar, buscando un juego de palabras adecuado a la función del personaje.

      También podría tratarse de un personaje muy torpe cuyos triunfos se le dan por pura casualidad en medio de tanta torpeza.

     Pensemos que las palabras correctas o justas existen solamente si hay una palabra equivocada o inadecuada del otro lado del subeibaja.
     Esto también puede resultar muy interesante, el juego entre lo correcto y lo incorrecto dentro de los contextos de la realidad.
      En contexto de Pandemia, antes de que se suspendieran las clases en Argentina, más precisamente, la semana anterior a la suspensión de clases, en una clase con mis estudiantes de segundo años, les propuse crear un proyecto para trabajar durante el año, debían poner el título, la clase de trabajo que se debía realizar y una explicación que no superara los tres renglones.
     Uno de ellos escribió el proyecto Corona Beer, un error en la fórmula de un lote de cerveza Corona que llegaba a Argentina contenía la cura para el Corona Virus. La historia de 4 compañeros de la escuela que se juntaban a tomar esa cerveza y eran los únicos que no se enfermaban y de su sangre creaban la cura. Debía contarse como cómic con fotos tratadas con una app.

Historias equivocadas

-Erase una vez una niña llamada caperucita amarilla…
– ¡No!, Roja…
– Ah, sí, Caperucita Roja. Bueno, su papá la llama y…
– No, su papá no, era la mamá…
– Ah, claro… Bueno, su mamá la llama y le pide que casa a casa de la tía Rosita a llevarle..
– No, no. Le dijo que vaya a casa de su abuelita.
y así…
(Gramática de la Fantasía, de Gianni Rodari, Colihue, 2000)

     Uno de los desafíos de este juego literario es el cambio sin el temor de la supresión o censura. Sobre Caperucita Roja ha habido infinidad de versiones, desde la versión original en que el lobo corta en pedazos a la abuelita, obliga a caperucita a comersela y luego de pedirle que se desnude y se acueste con él en la cama, pasando la versión más conocida de que el leñador las salva y mata al lobo y llegando hasta la película en que el lobo es un periodista, caperucita una niña frustrada y la abuela una deportista de riesgo que terminan luchando contra un conejo mercenario.

     Esto es, uno puede tomar historias antiguas y recrearlas para comunicar algo puntual de nuestra actualidad. Para eso, las historias deben sufrir cambios.
     Hay ciertos cambios en las historias infantiles que hacen más permeable la comunicación actual. Todos comparten el mismo código y todos pueden entender de qué se trata el mensaje.
    El proceso comunicativo en estas historias puede aparecer con pequeñas variaciones que se van intensificando a medida que la comunicación se hace más directa.

     Una de las cosas que tienen estas historias es que todos pueden compartir los sentimientos implicados en ellas. Todos conocen al lobo y al miedo que provoca, todos esperan que el leñador salve a la abuelita y a caperucita, es decir, esperan la redención. Sorpresa-miedo-gratificación.
     Las versiones fílmicas de las películas, por ejemplo, la última versión de Gansel y Gretel, en la que Hansell padecía la enfermedad del azúcar y debía aplicarse una medicina para poder sobrevivir, remite a una enfermedad conocida como Diabetes. En esa historia, Hansel es un héroe cazador de brujas pero debe inyectarse para no morir. Esa variación de la historia, puede comunicar algo muy significativo o simplemente, podemos decir que busca comunicar algo distinto de lo que comunica el cuento tradicional sobre la madrastra malvada, el esposo sometido a su maldad que sacrifica a sus hijos por la esposa.

     Un ejercicio: …

La madre de Caperucita roja encuentra una máquina del tiempo.
La bella durmiente es la villana de la historia.
El vestido el gran duque es en realidad invisible.
Blancanieves no encuentra a siete enanos sino a siete gigantes.
Los siete cabritos y la madre son una familia determinada a exterminar a los lobos.

     ¿Qué harán los personajes dadas estas condiciones?