Superestructura narrativa
Introducción
Cuando hablamos de textos narrativos debemos entender que nos referimos en primer lugar, a un texto de uso cotidiano en el que decimos, contamos, exponemos, narramos algo que nos pasó o algo que conocemos y nos resulta interesante. Por tanto, los textos narrativos que nosotros estudiamos o creamos son textos que pretenden mostrar algo, contar algo que pueda ser interesante. Y como no son de trasmisión oral ni textos que se reproducen cotidianamente, los llamaremos textos narrativos de segundo orden.
Las narraciones del tipo mito, leyenda, fábula, sagas pertenecen al segundo orden, pues no tienen que ver con algo cotidiano, pero son relatos que reflejan una cultura y que oralmente se transmiten de generación a generación.
Las narraciones más complejas, las que aparecen en los trayectos escolares, que son las más complejas, las de tercer orden, las consideradas “literarias”.
Sin embargo, más sencillas o más complicadas, las narraciones tienen una estructura básica que las caracteriza y la diferencia de otros tipos literarios como la argumentación, la poesía, el ensayo, etc.
La primera característica fundamental es que el texto se refiere ante todo a ACCIONES DE PERSONAS de manera que las descripciones y las circunstancias objetos u otros sucesos quedan claramente subordinados. Los sucesos que aparezcan en la narración deben ser sucesos INTERESANTES. Un texto narrativo debe contener un suceso que cumpla mínimamente con el CRITERIO DE INTERÉS. Si se acepta este criterio, se obtiene la primera categoría narrativa, la COMPLICACIÓN. La complicación puede ser un suceso en el que no intervienen personas, pero, sea como fuere la complicación necesita una reacción acorde; a esta reacción ya sea favorable o desfaborable, la llamaremos RESOLUCIÓN. En términos más comunes, la primera complicación es la que presenta el conflicto inicial y, generalmente, pone en marcha la narración. La resolución clásica a esa primera complicación es el movimiento del héroe en busca de restablecer el equilibrio roto con la primera complicación. Ela última resolución del últipo suceso es, de ordinario, la resolución final, es decir que en el suceso anterior debe encontrarse el clímax de la Trama.
Con estas dos categorías, la complicación y la resolución ya disponemos del primer núcleo de un texto narrativo. Llamaremos SUCESO, a ese núcleo conjunto. Cada suceso tiene lugar en una situación determinada (un lugar determinado, un tiempo determinado, con determinadas circunstancias) llamaremos a ese entorno MARCO. El marco y el suceso forman un EPISODIO.
Dentro del marco pueden producirse varios sucesos diferentes, también los episodios pueden repetirse, pues si cambia alguna de las circunstancias, especialmente las de tiempo y lugar, varía el episodio. A esta serie de episodios secuenciados se lo llamará TRAMA del texto narrativo.
La mayoría de los narradores no solo reproducen los sucesos, sino que también aportan su reacción mental, su opinión o valoración, esta categoría se denomina EVALUACIÓN o VALORACIÓN. Junto con la Trama, la Evaluación forma la verdadera historia. La EVALUACIÓN no forma parte de la TRAMA, sino que se trata de una reacción del narrador frente a ella. Como este elemento estructural es externo y optativo, puede encontrarse o no encontrarse, pero la estructura narrativa no variará significativamente. Por esto mismo, de estar incluida, puede encontrarse más de una vez, junto con otros elementos obligatorios de la superestructura narrativa.
En las narraciones clásicas el epílogo está representado por una MORALEJA. Esta moraleja, puede estar presente de manera explícita en los textos didácticos, e implícita en los relatos más modernos.
Si tuviéramos que realizar el esquema estructural, sin pensar en ninguna narración particular, solo considerando su estructura general, podríamos representar la superestructura narrativa de la siguiente manera: